En
mayo de 2015, apareció en el diario colombiano El Espectador la noticia de los
abusos que sufrieron 54 menores colombianas por parte de soldados y
contratistas estadounidenses.
La
continuada presencia de las tropas del imperio en ese país, nos invita a
recordar lo sucedido para que los hechos no vuelvan a suceder. Transcribimos la
noticia publicada en su día para vergüenza del gobierno imperialista de los
EEUU y de su lacayo colombiano.
Al
menos 54 menores de edad colombianas fueron violadas años atrás por soldados y
contratistas de EEUU, quienes grabaron los abusos y vendieron los videos como
material pornográfico, según denuncia el “Informe de la Comisión Histórica del
Conflicto y sus Víctimas”.
Este
estudio de 809 páginas, publicado en febrero pasado, fue encargado a 12
expertos, seis seleccionados por el Gobierno y otros seis por las Farc, en el
marco de los diálogos de paz que llevan a cabo en La Habana desde noviembre de
2012.
En
el apartado elaborado por Renán Vega Cantor, profesor titular del departamento
de Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional, se recogen esos
abusos que fueron cometidos en Melgar y Girardot, próximas a la base militar de
Tolemaida, la más importante de Colombia.
En
esas dos poblaciones, 53 menores fueron abusadas por soldados y contratistas
norteamericanos en territorio colombiano durante la ejecución del Plan
Colombia, entre 2003 y 2007 (durante gobierno de Álvaro Uribe), “quienes además
filmaron y vendieron las cintas como material pornográfico”, siempre según el
informe de Vega.
También
en Melgar, un contratista y un sargento de Estados Unidos, cuyo nombre no
facilita, violaron a una niña de 12 años en el 2007, agrega el informe, que no
detalla las fechas en las que ocurrieron los otros abusos.
Vega
asegura que hay “abundante información sobre la violencia sexual, en total
impunidad” que cometieron los estadounidenses en Colombia, que califica como
“imperialismo sexual” y considera que “forma parte de un comportamiento sexista
y discriminatorio”.
“Esta
impunidad es posible “gracias a los acuerdos bilaterales y a la inmunidad
diplomática de los funcionarios de Estados Unidos”, según el profesor universitario.
“Tanto por las actividades que realizan (los estadounidenses), como por su
estatus de inmunidad, contribuyen a la inseguridad de la población en zonas de
conflicto, pero también en otras áreas en las que se concentran y están en
contacto con la población civil”, concluye Vega.
El
docente también destaca que más allá de esos ataques sexuales directos, “son
frecuentes las violaciones y agresiones sexuales por parte del Ejército
colombiano” tal y como refleja en una entrevista con un oficial de inteligencia
de la Marina que recoge en el informe.
“Yo
infiltré (en la guerrilla) a una pelada con un GPS así de grande (apuntando al
mouse de un computador) en su vagina”, dijo el oficial citado en el informe. El
profesor de la Universidad Pedagógica Nacional también menciona que se han
producido “otros casos graves que involucran a soldados y mercenarios” e
incluyen “homicidios, narcotráfico y venta de armamento a paramilitares”.
Esta
información forma parte del apartado “La dimensión internacional del conflicto
social y armado en Colombia: injerencia de los Estados Unidos,
contrainsurgencia y terrorismo de Estado”. En él, Vega quien contó con total
libertad tanto para elegir el tema a tratar como en su redacción hace un
análisis del papel de los Estados Unidos en el conflicto armado de Colombia
durante los últimos cincuenta años.
El
texto inicia la documentación sobre las relaciones entre ambos países desde el
momento mismo de la independencia de Colombia de España y hace un recorrido
histórico durante el periodo de la Guerra Fría que marcó la segunda mitad del
siglo XX.
El Espectador
0 comentarios:
Publicar un comentario