Aki Kaurismaki es un
director finlandés que hace películas sobre la dignidad de la gente pobre, con
planos simples y actuaciones minimalistas, logra siempre el equilibrio entre el
humor y el drama con verdadera maestría.
Quienes catalogaron a
su obra como un cine del proletariado se vieron desconcertados cuando el mismo
Kaurismaki los corrigió: "Yo no hago películas sobre las clases sociales
ni sobre el proletariado, sino sobre la dignidad humana, sobre el respeto por
uno mismo." dijo una vez, mientras descorchaba un vino blanco en una
entrevista en España.
El director de Luces
al atardecer y de Nubes pasajeras, en 2011 estrenó Le Havre, una película sobre
los inmigrantes que acuden a la Europa occidental en busca de refugio, de paz,
de trabajo. Siempre con los mismos actores en papeles similares, todos sencillos,
pobres, sobrios (no en sentido etílico sino actoral).
Kaurismaki es el
heredero natural, a un tiempo humorístico y dramático, del mejor cine de
Bresson o de Ozu.
Ahora ha ganado el
premio al Mejor director en la pasada Berlinale (Festival Internacional de cine
de Berlin) su última película: El otro lado de la esperanza, que viene a ser la
segunda entrega de esta saga sobre el prob lema de los inmigrantes, y que esta
vez está situado en Helsinski.
Sin más, no se pierdan
esta entrevista que le hizo Nando Salvá para ElPeriódico.com:
-¿Qué le impulsó a
querer dedicar una trilogía al drama de los refugiados en Europa?
-Yo nunca he creído
ser muy listo pero ahora, por culpa de los líderes políticos, me siento un
idiota. Nací en Europa y fui educado como europeo, pero hoy me avergüenzo de
ello. La democracia occidental ya no sigue las reglas básicas de la auténtica
democracia. Hemos olvidado que los refugiados son gente que ama y necesita ser
amada, que tiene una historia y unos sentimientos, y que sufre. Y sufre sobre
todo a causa de nuestra indiferencia, y al trato inhumano que les damos.
Tras situar 'Le Havre'
(2011) en Francia, en la nueva película ha vuelto a Finlandia. ¿No es mejor
allí el trato a los refugiados?
-Todo el mundo cree
que los países nórdicos son un paraíso del bienestar, y eso es una patraña. En
mi país actualmente a los inmigrantes se los trata como si fueran basura. Ojo,
la gente de a pie es magnífica y se esfuerza para ayudarles, pero el Gobierno y
los funcionarios hacen lo que pueden por evitar que entren o echarlos. Si mi
Gobierno sigue así pienso quemar mi pasaporte finlandés.
-Se le suele
considerar un director misántropo, pero en realidad su cine está lleno de
humanismo.
¿Cómo se definiría
usted?
Parezco un tipo frío,
pero soy un sentimental. Cuido mucho de los demás, aunque de mí mismo no cuide
nada. Sin solidaridad nuestra vida está hueca. Yo llegué a pensar que mis
películas podrían cambiar el mundo, o al menos cambiar Europa. Ahora me conformo
con que cambien a tres o cuatro personas. En todo caso, quiero creer que la
humanidad puede enderezar su rumbo a pesar de que hasta los perros tienen más
bondad que nosotros.
¿Cómo?
-No veo otra solución
para salir de este pozo de miseria que matar a esa minoría que posee toda la
riqueza del mundo. Hay que exterminarlos, a los ricos y a los políticos que les
lamen el culo. Ellos nos han llevado a esta situación en la que los valores
humanitarios no valen nada. Si no lo hacemos, nos matarán ellos a nosotros.
-Suena usted
apocalíptico.
-Nunca había sido tan
pesimista como lo soy ahora. Supongo que tarde o temprano acabaré suicidándome.
Después de todo, suicidarse es algo muy finlandés. Nuestro problema es que no
tenemos suficientes horas de luz solar. Nos falta vitamina D, y eso nos deprime.
Una vez dijo que,
mientras hace una película, la mitad del tiempo está sobrio y la otra mitad,
borracho. ¿Lo mantiene?
-Es que cuando bebo no
soy capaz de escribir, así que durante el proceso de guion estoy sobrio, y
durante el montaje también. Pero puedo dirigir y beber a la vez, así que cuando
dirijo, bebo. Pero cada vez menos.
-La de los refugiados
es la tercera trilogía de su carrera. ¿Por qué esa costumbre de agrupar su cine
en tríos?
Porque soy un vago, y
necesito hacer planes futuros para mantener la energía. Dicho esto, a lo mejor
esta trilogía tendrá solo dos películas. Eso no lo ha hecho nadie nunca antes,
¿no? Sé que esto ya lo he dicho en el pasado, pero ahora va en serio: es posible
que no haga más películas. He pasado demasiado tiempo haciendo cine, y estoy
cansado. Prefiero pasar los días recogiendo setas. Al fin y al cabo, mis
películas son una mierda
-¿No hay ninguna de
sus películas que le guste?
Algunas no me parecen
odiosas, pero no he hecho ninguna que me pareciera satisfactoria. De lo
contrario, me habría retirado justo después de hacerla. Y ahora ya llego tarde,
porque estoy hecho una birria física y mentalmente. Aun así, si dentro de cinco
años sigo vivo, es posible que haga otra película. Incluso puede que sea la
comedia más optimista de toda mi carrera.
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